Celebración del Día Nacional de Artes Visuales en Peñalolén
Con una convocatoria que abarcó más de 200 artistas y artesanos se llevó a cabo la segunda Celebración del Día Nacional de Artes Visuales, en Peñalolén, durante el primer y segundo día de octubre de 2022. Fue organizada inicialmente en 2019 como una propuesta anual del acuerdo entre la Municipalidad de Peñalolén, el Instituto Profesional ARCOS y la Fundación Artistas Visuales de Chile, materializado en el programa Territorio Peñalolén Creativa, iniciativa que además es parte de la Red Nacional de Territorios Creativos y que busca relevar el aporte de la industria creativa y cultural de la comuna.
La Celebración del DNAV, no había podido volverse a realizar sino hasta 2022 debido a los dos años de pandemia. Como aquella primera vez, la invitación a participar fue totalmente abierta, sin límite de técnicas ni lenguajes, sólo acotada en el número y tamaño de las obras a presentar.
El principal valor de la iniciativa Celebración DNAV, es su instalación como una gran puerta abierta, receptiva e inclusiva, que permite la libre expresión en las artes visuales al auspiciar su exhibición en un espacio público de amplio acceso. Esta toma de sentido estimula la formulación de un programa de largo aliento que replique a la vez que perfeccione las futuras exposiciones y ferias de Artes Visuales, junto a desarrollar otras instancias semejantes de convergencia de artistas, obras y públicos.
La proyección deberá abordar la multiplicación de instancias expositivas y también su calidad, entendida ésta como un estímulo a perfeccionar técnicas y lenguajes, de modo de permitir el desarrollo de las carreras profesionales de los artistas al enfrentarlos a públicos no sólo más amplios sino mejor preparados para evaluar y valorar sus obras. Se trata, a fin de cuentas, de trasladar espacios receptivos pasivos a instancias proactivas con mirada crítica y discursos vigentes que movilicen el ejercicio de los artistas convocados hacia niveles más contemporáneos y más universales.
La versión Celebración DNAV 2022 duplicó la participación de artistas respecto a su ya lejana primera versión de 2019. En un contexto que abarcó una exposición central y una feria de exhibición y venta de obras de arte, artesanías y manufacturas diversas, con la realización de trabajos in situ, talleres para niños y proyecciones de videos con la trayectoria de artistas consagrados. La oferta artística resultó ecléctica, variopinta y espontánea, siempre muy amplia y generosa. En muchos casos se manifestó una clara distinción entre artistas profesionales y autodidactas, no sólo en la realización de las obras sino en su concepción y la derivación de sus propósitos en lenguajes consecuentes. No obstante, el ritmo generado entre estas fuentes tan diversas convergiendo bajo un sólo ámbito resultó particularmente atractivo, alegre, entretenido de recorrer y, en buena parte, reconfortante.
Los dos años de aislamiento por la pandemia, sumados a las largas décadas de marginación de las artes visuales más allá de nichos afanosamente elaborados y defendidos por unos cuantos artistas, otras tantas galerías y un puñado de coleccionistas celosos, venía dejando a la deriva a un gran número de artistas. Egresados de carreras de artes visuales al igual que amateurs voluntariosos, muchos de estos artistas no han podido encontrar espacios suficientes y calificados para exhibir sus trabajos, como tampoco una crítica constructiva además de legible, y un mercado razonable para tentar un modo de vida. Ello se debe principalmente al gran vacío en la formación de arte –no de técnica, sino de historia y pensamiento de arte– que ha sufrido nuestra sociedad desde el régimen militar, y cuyas secuelas se mantienen con poca evolución dos generaciones después. Aquel posible interesado en el arte, en apreciarlo y eventualmente adquirirlo, viene limitado por este vacío en su formación escolar y luego en su formación académica, que lo margina o lo lleva a auto marginarse de un campo al cual le cuesta acceder porque no lo conoce mayormente, ni cuenta con los recursos formativos para comprenderlo, distinguirlo y valorarlo.
La realización de la Celebración del DNAV 2022 resulta esperanzadora por su gran apertura, tanto de público como de artistas y artesanos y sus distintos niveles de concepción y acabado de las obras que exponen. Instalada en una comuna precordillerana, distante de los centros de convergencia cultural más conocidos, esta Celebración contribuye sustancialmente al diálogo pendiente entre artistas y público a partir de su instancia local, de barrio, de comuna diversa pero coherente, cual es Peñalolén.
La concurrencia, se anima a asistir, a recorrer, a comentar en privado y eventualmente a preguntar y conversar con los artistas, abriendo su curiosidad para recibir paulatinamente conocimientos. Con el propósito de guiar estos recorridos en parte primerizos, la curatoría se circunscribió a disponer en el perímetro del gran salón las distintas obras siguiendo secuencias rítmicas, contrastando intensidades temáticas o cromáticas con propuestas más calmadas e introspectivas, realizaciones más acabadas con intenciones pendientes de consumar, afinidades y coincidencias con discusiones o directas confrontaciones entre obras, buscando de este modo que se produjeran sorpresas, repliegues, contrastes, énfasis y descansos visuales, en desplazamientos libres de iniciar desde cualquier punto de la exposición.
Entre los trabajos presentados prevaleció el lenguaje pictórico, algunos grabados, pocas esculturas –algo entendible–, y apenas cinco fotografías de tres autores, lo cual se echó de menos.
A lo largo de tres líneas de mesones en el interior sumadas a otros tres pasillos con mesones a cada lado en la explanada exterior, se desenvolvió la feria propiamente tal, que tuvo alta circulación de visitantes y, no menos importante, un diálogo permanente entre los artistas y artesanos en sus puestos y entre ellos y el público, produciendo un intercambio comunicacional que, a manera de feedback recíproco, va contribuir seguramente a incrementar la asistencia y enriquecer la calidad de la convocatoria en las próximas versiones de esta importante celebración
Mario Fonseca
Curador de la Exposición
Santiago, octubre 2022
Visita de Autoridades
El segundo día de la celebración nos visitaron las autoridades de la comuna, del Instituto Arcos, del Ministerio de la Cultura y de Corfo. La subsecretaria de cultura expresó importantes conceptos en su discurso, estaba agradada de conocer nuestra fundación.
Hicieron un recorrido junto al curador Mario Fonseca por la exposición al terminar los discursos.
Texto de María Magdalena Brown
Día de las artes visuales se celebró a lo grande en el Chimkowe de Peñalolén
Un crisol de arte, un cruce de todo el siglo XX con toques millenials, un amasijo de iconografías chilenas y nativo americanas. Eso fue lo que pudimos presenciar desde su montaje el día jueves 29 de septiembre 2022.
Temprano comenzaron a llegar las obras a la nave central del Centro Cultural Chimkowe. En micro, en bici, caminando, en vehículos, iban los artistas cargando los bastidores de tela en sus manos. Dejaban en el suelo las obras de gran formato, cuál más distinta de la otra (al igual que sus pintas, dicho sea de paso) Había desde las clásicas flores de academia, hasta cómix contemporáneos, pasando por el collage digital, entremedio marinas, paisajes urbanos y rurales, bordados, pinturas naives, figuras mitológicas y por cierto, una buena cuota de arte no figurativo y expresionismo puro.
Se olían en el ambiente también las influencia de las tranvanguardias europeas. Aires de Modigliani en las obras de Tolschinsky , pinceladas Sorollanas en la obra de Marcela Rosen. Vistas en su conjunto, allí en el suelo, la muestra parecía un homenaje a toda la tradición postmoderna del pastiche, de la desfragmentación, del op y pop art, ahora reforzada con las ilimitadas posibilidades del arte digital.
A primera vista llamaba la atención la primacía de rostros y paisajes urbanos en todas las obras, así como la influencia del grafitti y el arte callejero. Pero también un guiño a lo ancestral, lo cósmico, lo naive. Una especie de new age visual, una resignifcaciòn de todos los clásicos del arte moderno pero con esa tierna e inconfundible singularidad de lo propiamente chileno. El cruce inconogràfico sin duda resultaba notorio.
Las obras fueron recepcionadas durante ese día jueves hasta cubrir toda la superficie del suelo de la nave central y más allá. El pasillo superior quedó reservado a la escultura y las instalaciones. Allí subían los ceramistas con sus pesadas cajas, poniendo con todo cuidado sus obras en los plintos pintados de negro.
Cuatro instalaciones tuvieron un destacado lugar en el muro de piedras del acceso: Instalación lumínica, 4º banderas negras, Chile es tu fértil provincia, La Huachaman y Hazte cargo de tu basura.
Llegada la noche , eran en total más de doscientas obras de arte que esperaban allí a ser dispuestas, mientras el equipo de montajistas comenzaba a desplegar los grandes lienzos de tela negra que enmarcarían el espacio y acogerían a las obras.
Menudo trabajo fue el que se encontró al día siguiente el curador de la obra, Mario Fonseca, cuando vio allí en el suelo ese conjunto heterogéneo de íconos visuales de todo tipo. Diligente y profesional, en un tris que duró doce horas, dando lugar a cada obra. Fonseca dispuso las obras por formato y colorido tanto en los muros como en los dos pasillos de atriles dispuestos en el lugar
El gran espacio se transformó en un recorrido de nivel profesional, con el diseño museográfico de Pablo Cordua, la curatoría de Mario Fonseca, diseño gráfico de Isabel Domínguez y la dirección artística de la Fundación artistas visuales de Chile. El trabajo de montaje terminó finalmente pasadas las 2 de la madrugada del día sábado. Pero el esfuerzo había valido la pena. Entre todos, lograron hacer de ese eclecticismo chileno, de ese amasijo de estilos y tendencias, un recorrido visual impecable. Obras agrupadas por color y formatos, formaban finalmente un conjunto armónico que sí lograba dar cuenta de las propuestas más innovadoras en lo que a dibujo, pintura y grabado se refiere. Notoriedad alcanzaban las obras en gran formato, en especial “Las trenzas del universo” de Rosario Huidobro.

En efecto, tal como estaba programado, el sábado, a las 11 horas, se abrieron las puertas para recibir al público y a los artistas de todo Chile que formarían parte de esta gran performance. En la explanada central al aire libre, a la entrada, se exhibieron las obras de pequeño formato. Una fiesta de novedades y diversión visual recorrer cada stand. Ilustradores jóvenes egresados de escuelas de arte exponían allí sus trabajos, mucho arte digital, pequeños óleos y acuarelas. Los nebulosos jardines de Francisca Lira, las manchas impresionistas de Jorge Milosevic, las esculturas ancestrales de Andrea Pino y Ernesto Durán.
Variedad de rostros humanos, cómix, collages. Dibujos de animales, selvas, mapas, junto a las bellas fotografías de Jorge Aceituno y Leonardo Vidal, entre muchas otras, hicieron la fiesta bajo el encarpado blanco.
Diferente era abajo, al centro de la nave central propiamente. Oscuro y fresco, como una gran caverna, contrastaba en solemnidad con el exterior alegre e iluminado.
El centro de las miradas se las llevaba la gran pantalla instalada al fondo de la nave , sobre un escenario también negro, que hacía de pizarra digital a las ponencias que se llevaron a cabo en vivo durante los dos días que duró la celebración artística. Una voz en off invitaba a los visitantes a las diferentes actividades; Talleres de Pintura in situ y exposición en mesas con excelentes creaciones de artistas como Jorge Lankin, Andrés Aliaga, Gonzalo Torrealba, Mario Dominguez, Ricardo Castro, Antonia Mora, Patricia Pérez Raudez, Felipe Vilches.
La propuesta de arte lumínico, revoluciona el concepto de cuadro fijo, Gracias al uso de pinturas refulgentes, el cuadro va cambiando según la luz que reciba, De esta manera, no se trata de una iconografía fija, sino de varias, dependiendo la luz.
Notable por su parte, los bordados de Patricia Silo, lejos lo más disonante de todo su alrededor, brillaban por su ingenuidad rupturista al final del recorrido.
Lupe Pareja nos mostró la tendencia más in en lo que a escultura se refiere: objetos identitarios de la vida cotidiana chilena resignificados, empanadas, huevos, marraquetas y máscaras de aluminio.
Pese a todo este eclecticismo, reinaba en todos los recintos de la exposición un ambiente de orden, pulcritud y confianza, que embargó de paz y creatividad todo el fin de semana al Chimkowe y sus alrededores.
Un detalle valioso es que los stands fueron facilitados por la municipalidad, que puso toda su infraestructura técnica y humana al servicio del evento.
La sensación final es de haber estado en una feria de artes Gráficas y, a la vez, en una gran exposición colectiva de artistas en plena vigencia creativa. Esta impecable iniciativa de la celebración del Día Nacional de las Artes Visuales, bien podría haber irradiado al mercado del arte de todo Santiago, pero esta vez estuvo acotada al público peñalolino, en el marco del mes de la creatividad de ese territorio precordillerano.